Cuando a mediados de febrero abrieron los campos de entrenamientos en Arizona y Florida llegaron 148 dominicanos enclavados en rosters de 40 hombres. También hubo otros 56 que asistieron como invitados, con la espada de Damocles, obligados a causar una muy gran impresión que haga romper los planes que esas gerencias habían diseñados por meses.
Entre ellos estaba Miguel Sanó, quien no tuvo trabajo en 2023 y cuya última imagen que dejó, ya con 29 años, era la de un jugador acabado para el Big Show.
En Anaheim lo vieron como el reemplazo de Shohei Ohtani en el puesto de bateador designado y el último obstáculo que derribó fue el venezolano Ehire Adrianza. Antes tuvo que lidiar con problemas de visado y llegó con casi dos semanas de retraso a Tempe.
El petromacorisano llamó la atención a los Angelinos, que lo escautearon en el invierno con las Estrellas Orientales, y el martes el club le confirmó que había superado la prueba.
De esos 56 quisqueyanos que llegaron por invitación solo el derecho José Ureña y Sanó han sido informados de que quedarán en el roster para el día inaugural, este jueves 28. El grueso ya fue asignado a ligas menores o despedido.