Curry desafía las leyes de la física en Houston

La paradoja de la fuerza imparable contra el objeto inamovible ha pasado esta madrugada a ser la paradoja de Stephen Curry contra la defensa de los Rockets. En una actuación inexplicable, el base aferró a los Warriors a una victoria clave en el Game 1, una que llegó por un 85-95 que define el tipo de partido que se vivió en el Toyota Center. Uno que Houston ha jugado y ganado muchas veces, pero en el que rara vez han tenido delante a una máquina de destrozar defensas como Steph.

No es el qué…

31 puntos con un 5/9 en triples es a lo que Curry llama un jueves por la tarde. No son números extraordinarios en él, pero la forma de hacerlo fue casi milagrosa hasta para un hombre capaz de meter el balón desde cualquier lugar de la cancha. Varios de sus triples llegaron tras defensas perfectas y en los momentos más dolorosos, y fueron de esos que valen tres puntos en el marcador pero 15 en la moral del rival.

De los que te hacen preguntarte qué más podías hacer. Y la respuesta es clara: nada.

Lección aprendida

La última vez que Steph se midió a los Rockets se encontró con un infierno del que salió con un 1/10 en tiro y pesadillas con Amen Thompson para toda la semana. La defensa a la que tuvo que enfrentarse fue agresiva a más no poder y lo sacó por completo del partido. Pero también le dio un aviso de lo que se le venía por delante en esta serie. Así que hoy llegó con los deberes hechos.

Curry, marcado con un cara a cara muy agresivo, tardó unos minutos en entrar en el encuentro, y cuando lo hizo fue para fallar un par de lanzamientos muy bien punteados. El guion había empezado igual que la última vez, pero pronto llegaron los primeros giros. El base empezó a aprovechar esa marca agresiva y destinada a negarle los triples para poner el balón en el suelo y atacar el aro, incluso para buscar la puerta atrás y recibir con ventaja cerca de canasta.

Así llegaron sus primeros puntos, que le sirvieron para activarse. Y una vez activado y con la defensa sobre aviso de lo que pasaba si se obsesionaban con negarle el triple, la amenaza se multiplicó.

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Mientras esto ocurría en una mitad de la cancha, en la otra los Rockets sufrían horrores para anotar ante una defensa de los Warriors en su mejor versión. Kerr probó una zona que atascó por completo un ataque ya de por sí propenso a tramos duros de ver, y aunque su defensa consigue mantenerlos en partido durante estos momentos no puede hacerlo si se alargan hasta el infinito.

Con Sengun en la pintura como único foco de anotación, los de Udoka se quedaron en unos pobres 34 puntos al descanso que daban a Golden State una ventaja holgada. Y que, con una salida en tromba en el tercer cuarto, iba a llegar a los 23 tantos.

Picando piedra

Los Warriors, sin embargo, parecieron olvidar entonces una importante lección: a estos Rockets solo se les puede ganar en su juego. Si no consigues alejarlos del rebote ofensivo, si no peleas cada balón dividido como si fuera el último, y si no pones hincapié en el cuidado de balón, van a lanzar a canasta 20 veces más que tú y te van a ganar por acumulación de intentos. Solo cuando haces todas esas cosas es cuando se empieza a notar que tú tienes a Stephen Curry y ellos a Jalen Green.

Sabedores de que les costaba horrores anotar, los locales cargaron cada rebote ofensivo como si les fuera la vida en ello, y en cierto modo así era. Con Steven Adams haciéndose gigante y el resto volando a por el esférico tras cada fallo, Houston se comió a los Warriors bajo el tablero, lo que empezó siendo una mera anécdota cuando la distancia aún era amplia pero no tardó en convertirse en un motivo de alarma para Kerr cuando la cosa empezó a apretarse.

Y es que, a la vez que aumentaban la presión sobre el rebote, también aumentaban su agresividad defensiva. Parecía imposible para los Rockets perder un uno contra uno en defensa, Golden State no conseguía crear ningún espacio y los lanzamientos llegaban tarde y mal. Pero cuando eran víctima de ese atasco, cuando la asfixiante defensa amenazaba con provocar una remontada, apareció.

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Curry metió tres triples en la segunda mitad, y cada uno de ellos sería el triple más increíble de la carrera del 99,9% de jugadores que han puesto un pie en una cancha de la NBA. Y, sobre todo los dos últimos, fueron un puñal para unos Rockets que iban remontando a la velocidad de la gota que erosiona la piedra a lo largo de los años. Y para los que de repente 3 puntos más, en una noche de marcadores tan bajos, eran una losa pesadísima.

No fue hasta bien entrado el último cuarto cuando un par de tiros de Moody y el temple de Butler ayudaron al base a apagar los ánimos locales. Pero para entonces, la sangría en el rebote ya se había cortado y los Warriors habían capeado el temporal para dejar encaminada una victoria que puede valer oro. Porque hoy la magia de Curry les sirvió, pero algún día Steph parecerá humano y tendrán que reaccionar.

Jugadores destacados

Estos fueron los hombres que ayudaron a Curry a culminar el triunfo.

Jimmy Butler

Fue el gran opacado por la actuación de Steph, pero su partido fue también ejemplar. Asumió galones en el primer cuarto mientras Curry buscaba espacio en el partido y emergió en el tramo final con un par de canastas que supusieron la sentencia. Nacido para días como este.

Moses Moody

Anotó dos tiros en toda la noche, pero no pudieron llegar en mejor momento. Le cayeron dos patatas calientes cuando los Rockets se habían colocado a solo cuatro puntos de distancia y las convirtió en dos canastas que evitaron el desastre.

Brandin Podziemski

Su acierto de cara al aro se fue apagando con el paso de los minutos, pero sumó en muchos otros aspectos extra para compensarlo. Tiene esa capacidad para meter la mano sobre balón o palmear un rebote en los momentos más oportunos que tanto vale en encuentros como este.

Estadísticas del partido

Estas son las estadísticas de los dos equipos.

Houston Rockets

Golden State Warriors

(Fotografía de portada: Troy Taormina-Imagn Images)